LA CHICA QUE SANABA (HOLLY)

Holly es una chica retraída de 15 años, de familia desestructurada y que se desenvuelve como una marginada en su entorno escolar y es objeto de burlas y apodos crueles por parte de sus compañeros. Una mañana llama a su instituto para decir que no se encuentra bien y que ese día no irá a clase. Poco después hay un incendio en la escuela y mueren varios alumnos. La comunidad escolar está conmovida por la tragedia al mismo tiempo que una de las profesoras está intrigada por la extraña premonición de Holly y la invita a unirse al grupo de voluntariado que dirige. Es ahí donde descubre que la presencia de Holly provoca bienestar, esperanza y paz mental en el resto de la gente.

La debutante en el cine Cathalina Geeraerts.

Sorprendente drama adolescente llegado desde Bélgica que se nos presenta como un inesperado cuento trascendental lleno de realismo mágico. La película nos permite abordar el tema del duelo colectivo, pero desde un punto de vista fantástico, filosófico y existencial: a través de una chica introvertida que descubre que tiene el poder de brindar consuelo y alivio a quienes la rodean con sólo su mera presencia. Es el retrato de una figura bondadosa, una especie de santa involuntaria, una niña que irradia trascendencia en un entorno muy ordinario. Sin embargo, este don no deseado parecerá desgastarla más que darle felicidad y finalmente la chica acabará tomando un camino de dimensiones inesperadas y no muy éticas.

 

Producida por los hermanos Dardenne, la cinta no abandona la clase obrera habitual en la filmografía de los célebres hermanos cineastas, abordando familias humildes y a menudo desestructuradas. La cinta nos permite también reflexionar sobre el acoso escolar y el materialismo de nuestra sociedad.


Lo mejor del film es una espléndida Cathalina Geeraerts como la introvertida e inocente Holly, una tímida chica con un sereno misticismo que desdibuja los límites entre lo terrenal y lo trascendental, dotando al film de una reconfortante atmósfera. El claro punto flaco, en mi opinión, está en que Fien Troch, la directora, juega con la ambigüedad de no dejar claro qué es Holly: ¿Es realmente una sanadora espiritual con poderes curativos o simplemente es una concatenación de coincidencias malinterpretadas por unas personas deseosas de encontrar consuelo? Para mí, la directora no sabe qué hacer con la joven protagonista, pues parece pasar de heroína a villana y quedarse indefinida en una especie de tierra de nadie. Sin duda, tras finalizar la película, parece que la historia se queda a medio camino, sin desarrollarse completamente. Film notable, pero que podría haber sido sobresaliente de no ser por esta indefinición y ambigüedad.

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