AFTERSUN

Sophie (ahora adulta) rememora unas vacaciones de verano que hizo con su padre Callum a Turquía 20 años atrás, cuando ella tenía 11.

“Aftersun” es el debut en el largo de la joven directora escocesa Charlotte Wells, que ha realizado una auténtica maravilla, una brillante historia sobre la madurez a través del recuerdo de unas últimas vacaciones. Un retrato sutil de la paternidad tras el divorcio y también un retrato desgarrador de la relación padre-hija, desde luego, una ópera prima de una gran madurez emocional

La estupenda en el film Frankie Corio y el emergente Paul Mescal.


Desde el principio del film vemos esa relación padre-hija: Callum se divorció de la madre de Sophie y está perdido en su vida adulta y en su paternidad no planificada. Fue un niño con una infancia problemática y por eso trata de ser el mejor padre posible para Sophie. Sophie es una hija feliz de disfrutar junto a su padre de unas vacaciones estivales de sol, playa y fiesta previas al nuevo curso escolar. Callum, sin embargo, muestra claramente una actitud perdida con claras muestras de depresión, pero que no le impiden demostrar el amor por su hija, el único motivo para no derrumbarse definitivamente. Durante ese verano, la niña crece emocionalmente, pero el padre hace el camino contrario y se va haciendo más pequeño mentalmente. La película muestra pequeños fogonazos del futuro que no muestran nada explícito, pero que insinúan un desenlace que el espectador puede intuir.

Sophie, ya de adulta y con la edad que tenía su padre en esas vacaciones, trata de comprenderlo buscando respuestas en los recuerdos grabados en su memoria y en las cintas de vídeo de esas vacaciones que pasaron juntos dos décadas atrás.


“Aftersun” es una triste y hermosa exploración del duelo, de la lucha de Sophie por reconciliar sentimientos complejos y contradictorios hacia su padre, de la lucha por perdonar su decisión y quizá perdonarse a si misma. En ningún momento del film se menciona la palabra depresión y sin embargo ese es el eje de la historia: debajo de sus sonrisas, Calum lidia con una batalla interna. “Aftersun” es a la vez tan sutil y luminosa, como nostálgica, sombría y devastadora, ya que deja un sabor agridulce que sólo dejan las grandes tragedias de la vida, pues la cinta es a la vez tan bonita como terriblemente triste.

El irlandés Paul Mescal y la niña Frankie Corio (elegida en un casting entre unas 600 niñas) realizan unas interpretaciones sublimes y bien merecía la pequeña Frankie haber sido nominada a los Óscar como actriz secundaria, como sí lo fue Mescal.

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