LA TIERRA PROMETIDA (THE BASTARD): un western nórdico con un descomunal Mads Mikkelsen.

A mediados del siglo XVIII Ludvig Kahlen, un empobrecido veterano capitán del ejército danés, se propone conquistar los inhóspitos páramos del norte de Dinamarca para crear una colonia en nombre del rey y con la esperanza de recibir por ello un título nobiliario y poder así ascender socialmente. Sin embargo, allí se encontrará con la firme oposición del despiadado Frederik de Schinkel, un arrogante cacique que se cree el dueño de las tierras.

El colosal Mads Mikkelsen hace grande cualquier película.


“La Tierra Prometida” tiene toda la esencia del mejor western americano: el mito de los colonos que se asientan en territorio virgen para volverlo fértil y crear una comunidad en un entorno de naturaleza hostil y todo ello con un halo de ‘poesía fordiana’ y tragedia shakespeariana. Drama histórico, pero también un relato de venganza e historia familiar, pues Kahlen forma su particular ‘familia’ junto a su sirvienta y una niña gitana ladrona. También es drama social, pues la cinta aborda diversos problemas: conflictos raciales y de clase, explotación laboral y abusos sexuales. En general, una epopeya que recuerda los films de John Ford o David Lean.

 

Peliculón.
 

Lo mejor de la película es sin duda la descomunal presencia de Mads Mikkelsen (uno de los mejores actores del mundo actualmente), que se come la pantalla en cada escena gracias a su enorme magnetismo. Un personaje poderoso que tiene su némesis en el malvado y sádico Schinkel, interpretado hiperbólicamente por Simon Bennebjerg y que se gana a pulso pasar a los primeros puestos de los villanos más odiosos del cine, villano que por su sadismo recuerda al Ramsay Bolton de “Juego de Tronos”. También destaca el papel de Amanda Collin como la criada Ann Barbara, cuya venganza final es supersatisfactoria para el espectador.

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